La Euroleague, el pináculo del baloncesto europeo, cautiva a aficionados de todo el mundo con su intensidad, habilidad y emoción inigualables. Desde sus humildes comienzos hasta convertirse en una competición de élite, la Euroleague ha forjado una reputación como un escenario donde los mejores equipos del continente compiten por la gloria. En este artículo, nos adentraremos en el vibrante mundo de la Euroleague, explorando su historia, su formato actual, los equipos destacados y lo que la hace tan apasionante para los amantes del baloncesto en Europa y más allá. Desde épicas batallas en la cancha hasta momentos de pura magia, prepárate para sumergirte en la emoción y el drama de la Euroleague.

El comienzo

Si tuviéramos que marcar una fecha clave en el calendario, indudablemente sería el 28 de mayo de 2000. Hasta ese momento, la principal competición europea de baloncesto era la Copa de Europa, bajo el auspicio de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA), donde los clubes gestionaban sus propios contratos televisivos. Sin embargo, ese día, la FIBA, con el respaldo unánime de las 44 federaciones nacionales europeas, incluida la española, decidió transformar la competición, renombrandolo como Suproliga y sellando un acuerdo televisivo de 20 millones de dólares anuales con la empresa suiza ISL… todo ello sin consultar a los clubes.

Esta acción desató la indignación entre los equipos, llevándolos a la confrontación. Al día siguiente, el 29 de mayo, nueve clubes europeos, en colaboración con la Unión de Ligas Europeas de Baloncesto (ULEB) y su presidente de entonces, Eduardo Portela, presidente también de la ACB, aprobaron la creación de una nueva competición continental fuera del control de la FIBA.

Entre los clubes pioneros se encontraban el Real Madrid, el Barcelona, el Baskonia, el Olympiacos, el Zalgiris Kaunas, el Bennetton de Treviso, el Kinder Bolonia, el AEK de Atenas y el Fortitudo de Bolonia. Estos equipos fueron etiquetados como los «clubes rebeldes» de Europa y fueron los únicos representados en las diversas reuniones que mantuvieron con la FIBA en los días siguientes… reuniones que no llegaron a buen puerto.

La creación

El 9 de junio marca la creación oficial de la Euroliga, marcando así un quiebre total con lo que antes era la Copa de Europa. Los nueve clubes rebeldes optaron por esta medida debido a la falta de acuerdo, y sobre todo, a la negativa de la FIBA de otorgarles más poder de decisión y autonomía en la gestión. Esta ruptura también condujo a una fisura entre la ULEB y la FIBA, siendo calificada incluso como un «golpe de estado» por parte de los clubes, según las palabras del secretario general de la FIBA, Borislav Stankovic.

El 16 de junio, en una reunión en Múnich, la FIBA tomó la decisión de expulsar a los nueve clubes rebeldes y emitió una serie de amenazas dirigidas a cualquier entidad del baloncesto que apoyara esta iniciativa. «Si los clubes operan al margen de la FIBA y de las federaciones nacionales, sus jugadores quedarán excluidos de las competiciones internacionales», advirtió Stankovic. Estas advertencias también se extendieron al cuerpo arbitral, indicando que aquellos que arbitrasen en la Euroliga serían descalificados en el ámbito de la FIBA. Sin embargo, como un spoiler, estas amenazas nunca se llegaron a materializar.

El nacimiento

El 16 de octubre de 2000 marcó oficialmente el nacimiento de la Euroliga con lo que se consideró su partido inaugural, disputado en Madrid entre el Real Madrid (entrenado en ese entonces por Sergio Scariolo y con Alberto Herreros y Djordjevic como figuras destacadas) y el Olympiacos. En esa emocionante temporada, los 24 equipos que participaron en la competición incluyeron al Fortitudo Bolonia, GS Peristéri, Zalgiris, Estudiantes, Lugano Snakes, Zadar, Kinder Virtus Bolonia, AEK, Tau Cerámica Baskonia, Cibona, San Petersburgo Lions, Spirou, Olympiacos, Real Madrid, Union Olimpija, Benetton Treviso, Hapoel Jerusalem, Ovarense Aerosoles, Barcelona, PAOK, Buducnost, Verona, London Towers y Opel Skyliners.

Sin embargo, la Euroliga no fue la única competición continental en ese momento. La FIBA mantuvo su postura y creó la Suproliga, en la que participaron 20 equipos, entre ellos el Panathinaikos, el CSKA Moscú, el Split, el Ulker, el ALBA Berlín, el ASVEL, el Lietuvos Rytas, el Slask Wroclaw, el Montepaschi Siena, el Maccabi Ness Ra’anana, el Maccabi Tel Aviv, el Anadolu Efes, el Partizan, el Iraklis, el Scavolini Pesaro, el Pau-Orthez, el Telindus Oostende, el Krka, el Bayer Leverkusen y el Plannja.

La consolidación

Durante esa temporada, ambas competiciones coexistieron. Maccabi Tel Aviv se alzó con el título de la Suproliga, mientras que el Kinder Bolonia de Manu Ginóbili se convirtió en el primer campeón de la Euroliga. Sin embargo, tras ese periodo inicial, los equipos que habían participado en la Suproliga optaron por unirse a la nueva Euroliga.

Finalmente, la FIBA capituló y para la temporada 2001-2002, la competición continental adoptó el nombre de Euroliga. No obstante, el conflicto entre ambas entidades persistió durante varios años más.

Las tensiones continuaron persistiendo; la Copa ULEB surgió en 2002 como una segunda competición continental, bajo el amparo de la Euroliga. No fue hasta el año 2004 cuando se pudo observar un cierto cese en el conflicto entre las entidades. La FIBA nuevamente reconoció a la ULEB y consideró a la Euroliga como la principal competición europea de clubes. En este arreglo, la FIBA se mantuvo a cargo de las competiciones de equipos nacionales. Cuatro años después, la Copa ULEB eventualmente cambió su nombre a la actual Eurocup.

Sin embargo, en 2015, la tensión resurgió entre las dos entidades. La Euroliga firmó un acuerdo de diez años con la empresa IMG, valuado en 630 millones de euros para la gestión comercial y explotación de los derechos de imagen y marketing. El reparto contemplaba un 60% garantizado para la Euroliga y el restante 40% para la organización, lo que se traducía en un promedio de 36 millones de euros anuales distribuidos entre los equipos, además de las ganancias individuales por victoria.

Además, se modificó el formato para una liga de 16 equipos, con un sistema de todos contra todos, en contraposición al formato anterior basado en fases de grupos, lo que implicaba la adición de más partidos al calendario. Se introdujeron nuevos criterios de admisión, incluyendo una licencia de participación asegurada durante diez años, denominada Licencia A, para equipos como Real Madrid, Barcelona, Baskonia, Panathinaikos, Olympiacos, Fenerbahçe, Anadolu Efes, CSKA Moscú, Maccabi Tel Aviv, Zalgiris Kaunas, Olimpia Milán, Bayern de Múnich y ASVEL.

Los cinco equipos restantes serían determinados por el campeón de la Eurocup y a través de invitaciones (wild card) o decisiones de la Euroliga. Sin embargo, este cambio de formato no fue bien recibido por la FIBA, que criticó la supresión de los méritos deportivos para acceder a la Euroliga.

Además, se implementaron las conocidas Ventanas FIBA, partidos de clasificación para selecciones nacionales establecidos en noviembre y febrero, lo que chocaba con el calendario de la Euroliga. Los clubes Euroliga se negaron a ceder a sus jugadores para estos partidos clasificatorios. Por otro lado, la FIBA lanzó la Basketball Champions League (BCL) como una competencia para rivalizar con la Euroliga, basada en el mérito deportivo según la clasificación de los equipos en las ligas domésticas.

Los problemas

La verdad es que, a pesar del famoso contrato millonario firmado por la Euroliga en 2015, del cual aún quedan dos años de vigencia, no es suficiente para cubrir los gastos de los equipos. La necesidad de construir equipos competitivos capaces de sobrellevar la doble competición al más alto nivel obliga a los clubes a invertir más de lo que reciben por participar en la competición continental.