El Middlesbrough ha anunciado a través de su página web la finalización anticipada de la cesión del delantero nigeriano Kelechi Iheanacho, tras unos meses irregulares y poco productivos en Inglaterra. Iheanacho llegó en febrero al Riverside Stadium con la intención de recuperar su mejor nivel y, al mismo tiempo, aliviar las finanzas del club sevillano, ya que el Middlesbrough se comprometió a asumir el 80% de su salario.
El jugador ha disputado 767 minutos repartidos en 15 partidos, en los que solo ha logrado anotar un gol y repartir dos asistencias. Su rendimiento no ha terminado de convencer al equipo, que además no consiguió alcanzar los play-offs para disputar el ascenso.
Una cesión necesaria
Iheanacho regresa al Sevilla tras una cesión marcada por las críticas tanto de la afición como de la prensa inglesa, donde se cuestionó su nivel y estado físico, problemas que también había mostrado en el conjunto sevillano. La situación fue tan negativa que incluso sus compañeros y el cuerpo técnico tuvieron que salir en su defensa, destacando que «desde su llegada siempre ha sido una persona positiva, dispuesta a dialogar y ofrecer consejos».
De este modo, el Sevilla recupera a uno de los fichajes estrella del pasado verano, gestionado por Víctor Orta, quien reconoció públicamente que fue un “error”. Con contrato hasta junio de 2026 y uno de los salarios más altos del equipo, Iheanacho regresa con la certeza de que no cuenta para el club, que ya lo tiene en la lista de salidas para el próximo verano, en medio de una reestructuración deportiva completa.

El Sevilla, un polvorín
El Sevilla Fútbol Club es un polvorín a punto de estallar, y en buena medida ya ha estallado. Las amenazas contra directivos y personal deportivo se han vuelto habituales desde que la situación del equipo comenzó a deteriorarse. Aunque la victoria ante Las Palmas casi asegura la permanencia, el drama sigue lejos de resolverse.
Nada más finalizar el partido, la grada se dejó escuchar con mensajes contundentes: «Junior, vete ya» —dirigido a José María del Nido Carrasco— y “directiva dimisión”. El enfado de la afición permanece intacto, a pesar de la unión mostrada durante los 102 minutos del encuentro del martes. Tras el partido, la tensión se mantuvo, pero la presencia reforzada de la Policía Nacional evitó que se produjeran nuevos altercados.
El Sevilla Fútbol Club está al borde del estallido, y en parte ya ha explotado. Desde que la situación deportiva empezó a deteriorarse, las amenazas contra directivos y personal técnico se han vuelto habituales. Aunque la victoria ante Las Palmas prácticamente asegura la permanencia, el conflicto no desaparece.
Nada más concluir el partido, la afición se mostró unánime con gritos como «Junior, vete ya» —dirigidos a José María del Nido Carrasco— y «directiva dimisión». El enfado popular persiste, a pesar de la unidad demostrada durante los 102 minutos del encuentro del martes. Posteriormente, una calma tensa se instaló, con la Policía Nacional presente para evitar nuevos incidentes.
A los problemas deportivos se suma una grave crisis institucional. Por un lado, la lucha por el control del club entre José María del Nido Carrasco y su padre, José María del Nido Benavente. Por otro, unas pérdidas económicas de 81,7 millones de euros acumuladas en 2024.
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