El sueco Armand Duplantis logró su tercer diamante consecutivo en el estadio Hayward Field de Eugene, Estados Unidos. Lo hizo al establecer un nuevo récord mundial en salto con pértiga, alcanzando los 6,23 metros. Este récord previamente lo tenía él mismo.

Duplantis, quien es doble campeón del mundo y de Europa, así como medallista de oro en los Juegos Olímpicos de Tokio, aseguró su victoria al superar la marca de 6,02 metros en su tercer intento. Luego, en su cuarto salto, optó directamente por los 6,23 metros, una altura que había intentado superar sin éxito en cuatro ocasiones en las semanas anteriores.

Un pertiguista poco convencional

Declaramos que Duplantis es el nuevo Serguéi Bubka, quien estableció un asombroso récord de 35 veces en su tiempo. Sin embargo, sus caminos son notablemente diferentes. Bubka se forjó en la tradición de la escuela soviética bajo la tutela de Vitaly Petrov, al igual que Obiena o Thiago Braz, mientras que Renaud Lavillenie proviene de la escuela francesa y Piotr Lisek de la polaca. Bubka era conocido por su impresionante musculatura y su destreza técnica excepcional.

En contraste, Duplantis no se caracteriza por su físico musculoso ni se le atribuyen habilidades sobresalientes en el gimnasio. Su formación se gestó en la colchoneta del patio trasero de su hogar en Lafayette, Luisiana. Aprendió observando a su padre, Greg, quien también fue pertiguista y alcanzó una altura de salto de 5,88 metros en su época. Además, su madre, Helena, quien había competido en heptatlón y supervisaba su preparación física, desempeñó un papel crucial en su desarrollo. Duplantis perfeccionó su habilidad compitiendo con sus tres hermanos, desafiándose mutuamente para superar sus límites y perfeccionar su técnica y sus vicios.

Duplantis no sigue la tradición de la escuela estadounidense, a pesar de haber nacido en Estados Unidos, ni se identifica plenamente con la escuela sueca debido a su nacionalidad. En cambio, pertenece a la escuela Duplantis, una tradición que ha construido y moldeado de forma única en su búsqueda de la grandeza.

El Mozart de la pértiga

Duplantis lleva apenas tres años en la élite, pero desde el primer momento se ganó el corazón de los aficionados. El 8 de febrero de 2020, antes de que la pandemia se hiciera presente, en una tarde fría y sombría de invierno en Torun, Polonia, la ciudad natal de Copérnico, un joven despreocupado de 20 años, respondiendo al nombre de Mondo Duplantis, con un físico que podría considerarse bastante común (1,81 metros de altura, 79 kilogramos de peso), cuello corto, hombros anchos y siempre una sonrisa en sus ojos claros, se lanzó alegremente a la impresionante altura de 6,17 metros con la pértiga. Con este salto, superó por tan solo un centímetro el récord mundial previamente establecido por el francés Renaud Lavillenie nueve años atrás.

Después de parpadear incrédulos para asegurarse de que lo que habían presenciado no era más que un sueño, los apasionados seguidores del atletismo bautizaron a este joven prodigio como «el Mozart de la pértiga». Sin titubear, afirmaron que la barrera de los 6,20 metros, que apenas unos meses antes había parecido utópica, caería antes que después, y tal vez incluso la de los 6,25 metros.

Algunos podrían haberse asombrado de tal predicción, pero no pasó mucho tiempo antes de que se dieran cuenta de que se habían quedado cortos en sus expectativas. Han transcurrido tres años y siete meses desde entonces. Ningún otro pertiguista ha logrado superar la marca de los 6,10 metros desde ese día (solo Serguéi Bubka y Lavillenie lo habían logrado en la historia). Sin embargo, Duplantis ha continuado escalando incansablemente, centímetro a centímetro ¿Dónde está el límite? Sólo Duplantis lo sabe.