Derrick Lewis, uno de los luchadores más experimentados de la UFC. Originario de Nueva Orleans, Lewis ha cautivado a los aficionados no solo por sus habilidades en la jaula, sino también por su carisma y valentía. A sus 39 años, ha forjado una carrera sólida en la mayor organización de artes marciales mixtas del mundo. Sin embargo, su camino estuvo lleno de desafíos, con una etapa difícil hace dos décadas cuando salió de prisión después de pasar más de tres años tras las rejas. Las MMA no solo han sido su pasión, sino también la tabla de salvación que lo rescató de un destino incierto.
El racismo marcó su vida
El luchador es el segundo de siete hermanos, criado por una madre soltera en Nueva Orleans. Su infancia y adolescencia estuvieron marcadas por múltiples enfrentamientos callejeros. A los 13 años, se trasladó con su familia a Houston, donde a los 17 empezó a entrenar boxeo, encontrando en el deporte un enfoque vital. A pesar de su determinación para debutar como amateur, su gimnasio cerró dos semanas antes del evento, frustrando sus planes. Sin embargo, un suceso trascendental cambió su vida poco después. Aunque logró graduarse de la escuela, apenas dos semanas más tarde se vio envuelto en otro altercado callejero. En este caso, se enfrentó a un miembro del Ku Klux Klan, quien portaba una escopeta. La confrontación resultó en graves heridas para el agresor después de que Derrick reaccionara defendiéndose.
Del fútbol americano a la MMA
Fue condenado por agresión agravada, pero logró evitar la cárcel gracias a la libertad condicional. Sin embargo, dos años después del incidente, mientras asistía al Kilgore College con una beca deportiva de fútbol americano, violó los términos de su libertad condicional. Esto ocurrió en 2005, y como resultado, fue sentenciado a cinco años de prisión. Finalmente, cumplió tres años y medio antes de ser liberado. Este período marcó un punto de inflexión en su vida a los 23 años, cuando se comprometió plenamente con el deporte. Continuó con el boxeo y recibió la orientación de George Foreman durante esta etapa. Además, gracias a un amigo, descubrió las MMA, alternando entre ambas disciplinas mientras trabajaba con una grúa.
Se quedó en la jaula
En abril de 2010, a los 25 años, Lewis hizo su debut profesional en las MMA (nunca incursionó en el boxeo de manera profesional). Esa noche, logró un nocaut en dos asaltos sobre su oponente y decidió que su destino estaba en la jaula. En una entrevista años después con MMA Junkie, afirmó: «Si no fuera por las MMA, estaría metido en cosas mucho peores de las que he estado». Su intuición resultó acertada, ya que aunque perdió su segundo combate, Bellator reconoció su potencial y lo contrató en junio de 2011, cuando tenía un récord de 4-1. Sin embargo, tras su derrota, no pudo continuar con la empresa. Persistió en su carrera y en abril de 2014, después de acumular cinco victorias, todas por finalización, recibió la oportunidad de unirse a la UFC. Desde entonces, ha sido un competidor constante dentro de la organización.
Lewis es conocido por su capacidad para entregar espectáculo en cada pelea, destacando especialmente por su potencia de golpeo y su físico no convencional. Con un impresionante récord del 81% de victorias antes del límite, su única debilidad notable ha sido su resistencia. Sin embargo, en 2019, tras una lesión en la rodilla, se concentró en mejorar este aspecto, lo que lo revitalizó en su carrera.
A lo largo de su trayectoria, ha tenido dos oportunidades por el título de peso pesado de la UFC. En 2018, cayó ante Cormier y en 2021, frente a Gane, en una pelea por el título interino. A pesar de estos contratiempos, con 39 años, sigue persiguiendo sus sueños con determinación. Aunque ha mejorado físicamente, se ha vuelto evidente su declive en el rendimiento. En sus últimas cinco peleas, solo ha conseguido una victoria. A pesar de ello, se mantiene en el puesto número 12 del ranking de su división, demostrando que la UFC aún confía en su habilidad y carisma. Un claro ejemplo de esto es su participación como estelar en un Fight Night con público en las gradas.
Su manera de celebrar
Derrick Lewis logró la victoria en el UFC St. Louis en 2024, y pelear ante una arena entregada lo llevó a desatarse por completo. Aunque es un luchador muy querido por el público, su emoción tras la victoria lo llevó a un momento de sobreexcitación. Después de noquear a Rodrigo Nascimento en el tercer asalto, Lewis sorprendió a todos al bajarse los pantalones y celebrar en calzoncillos, incluso regalando un gesto peculiar a parte de la afición. En las declaraciones posteriores al combate en las redes sociales de UFC, pidió «otro taxista como este». The Beast, completamente desatado.