Nacido a finales del siglo XIX y oficialmente reconocido como deporte olímpico desde los Juegos de Berlín 1936, el balonmano cuenta con un reglamento oficial desde 1926 que establece las pautas para el desarrollo de un partido: las dimensiones del campo de juego, el número de jugadores por equipo, las sustituciones permitidas, las faltas sancionables por los árbitros y sus consecuencias, así como la duración estipulada para un encuentro.
La duración de un partido de balonmano
Un partido de balonmano tiene una duración total de una hora, dividida en dos tiempos de 30 minutos cada uno, separados por un intervalo de descanso de 10 minutos.
También está el «tiempo muerto», una herramienta que los entrenadores pueden utilizar para dar instrucciones a sus equipos. Solo puede ser solicitado por el entrenador del equipo que tiene la posesión del balón. Cada equipo dispone de un tiempo muerto en cada mitad del juego, sin la opción de solicitarlo durante la prórroga.
Es importante mencionar que durante una interrupción del tiempo de juego («time-out»), los cambios desde la zona designada sólo pueden realizarse con la autorización expresa del árbitro.
¿Qué pasa si hay un empate?
En caso de empate al término del tiempo reglamentario y si las normas de la competición estipulan un desempate, se disputa una prórroga después de un descanso de 5 minutos. Esta prórroga se divide en dos tiempos de 5 minutos cada uno, separados por un descanso de un minuto entre ellos.
Si después del primer tiempo extra persiste el empate, se debe jugar un segundo período con las mismas características que el anterior (dos tiempos de 5 minutos con un descanso de un minuto entre ellos).