Si Ayoze Pérez (30 años) hubiera imaginado el debut perfecto con la Selección española, seguramente habría elegido un escenario similar: La Roja goleó 5-0 a Andorra en Badajoz, y el canario se destacó con un gol, una asistencia y un partido memorable. «Es un sueño. Estoy disfrutando muchísimo de esta experiencia y demostrando que tengo posibilidades de estar en la Eurocopa. Puedo aportar cifras,» aseguró ante los medios después del partido.

Una oportunidad tardía

Ayoze, que ya no es un novato, ha alcanzado su máximo nivel de madurez, aunque lleva tiempo destacando y pidiendo una oportunidad en La Roja. Su carrera en el extranjero, según él mismo considera, no le ha favorecido: dejó Tenerife a los 20 años rumbo a Newcastle y no volvió a España hasta la temporada pasada. Durante su estancia en las Islas, su desempeño lo hacía merecedor de una oportunidad mucho antes.

Los años con las urracas

En St. James’ Park es todo un ídolo. Llegó allí en 2014, tras deslumbrar a propios y extraños en su temporada de debut con el Tenerife en Segunda. El año anterior, en Segunda B, había anotado un gol en 16 partidos; al dar el salto a La Liga, firmó 16 goles en 34 encuentros. Álvaro Cervera lo potenció y provocó que numerosos equipos se interesasen en él, incluyendo al Real Madrid, el Barcelona y el Oporto. Optó por el Newcastle porque sabía que en los dos primeros sería imposible hacerse un hueco en la primera plantilla -era la época de la BBC y la MSN- y por la fuerte apuesta de los ingleses, que pagaron su cláusula de rescisión de dos millones.

Cambiar Canarias por el gris industrial de Gran Bretaña no le afectó. Superó los momentos complicados que suelen surgir al inicio y mostró un nivel notable en cada una de sus cinco temporadas con las urracas. Experimentó de todo -un descenso en 2016 y un ascenso al año siguiente como campeón de la Championship-, disfrutó bajo la dirección de Rafa Benítez -otra figura clave para él- y aprendió de compañeros como Paul Dummett, Jamaal Lascelles o Matt Ritchie, a quienes todavía venera. Hasta hoy, aún presume de mantenerse en el top-10 de goleadores históricos del Newcastle en la Premier (cierra la tabla con 33 dianas en 143 encuentros), una clasificación que comparte con nombres tan legendarios como Alan Shearer o Andy Cole.

Su momento de mayor brillantez lo alcanzó en la temporada 18-19, en la que anotó 12 goles sin ser un delantero puro. Aun así, no recibió el llamado de la Selección, algo que, como contó en una entrevista en Relevo, le sorprendió: «Me chocó, más que nada, el hecho de no sentirme observado. Sentía que podía formar parte. Eso es lo que más me frustró o molestó. Estamos hablando de una de las ligas más importantes del mundo, es muy difícil destacar de esa manera. La sensación de no sentirme observado es algo que me dio pena». En 2019 fichó por el Leicester por 33 millones. Con los foxes ganó una FA Cup, una Community Shield (Supercopa) y pasó de más a menos: sobresalió en su primer año y acabó contando poco en los últimos 18 meses.

Y llega el Betis

Ha recuperado la confianza en el Betis, un club con el que tiene una conexión especial desde pequeño (varios de sus mejores amigos eran seguidores verdiblancos) y que ya intentó ficharlo en 2016. La confianza de Pellegrini, quien ya lo había pretendido durante su etapa en el West Ham, fue clave para vencer a competidores como la Roma de Mourinho y lograr su contratación en enero de 2023. Su llegada al Villamarín fue casi accidental: su fichaje por el Villarreal estaba prácticamente cerrado, pero diferencias económicas de última hora y la frustrada venta de Nico Jackson al Bournemouth impidieron la operación.

Su etapa en Heliópolis tampoco ha sido siempre color de rosa (en marzo recibió algunas críticas por una sequía goleadora que duraba más de cinco meses), pero su excelente final de temporada le ha dado el papel de héroe bético y le ha valido la convocatoria para la Selección. Terminó LaLiga con cinco goles en siete jornadas y ha mantenido esa racha con De la Fuente. Otro agradecimiento se lo debe a Morata: el capitán ha estado muy pendiente de integrarlo y le ha ayudado enormemente en sus primeros pasos en Las Rozas.

Con todo, y aunque sea tarde, Ayoze no quiere dejar pasar la oportunidad de acudir a un torneo como la Euro y quitarse su espinita con la Selección. Durante mucho tiempo se sintió invisible, pero nunca se rindió y ahora recibe su recompensa.